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domingo, 15 de mayo de 2016

El chuzalongo





El “chuzalongo” vive en las montañas; allí se encuentran las pisadas, es del tamaño de un niño de seis años, con el cabello largo y sucu; del ombligo le sale un miembro como un bejuco de “chuinsa”.

Para que no “aviente” el aire malo del chuzalongo que causa la muerte, se entra en la montaña, se rompe una rama y se marca; así ya ni puede hacer  nada. Cuando está marcado ya no ataca a nadie, es muy juguetón e inquieto y ya no hace nada; pero en cambio tiene un “humor malo”, después de un momento da un “aire fuerte” y le deja cadáver a una persona.

Se cuenta q un agricultor tenía sus tierras en lo alto del monte, una noche cayo una tormenta y él, muy preocupado por el ganado solo, mando a sus dos hijas a encerrarlos en el granero, ellas llegaron amarraron al ganado y se entraron en la cabaña. Alguien golpeo la puerta abrieron y no había nadie, se dieron la vuelta y era un pequeño ser con un enorme miembro viril enroscado en su cuerpo gritaron; pasaron las horas y ellas no regresaron con una mal presentimiento el anciano tomo su escopeta y se enrumbó hacia la cabaña ,la lluvia caya a cantaros fría y pesada el viento soplaba tan gélido y triste, por fin al mirar a lo lejos la luz dela cabaña corrió y tumbo la puerta, encontrándose con una escena horrenda y macabra. Las muchachas tiradas en el piso descuartizadas en medio de un charco de sangre, y frente a ellas, el ser llamado el chuzalongo todavía limpiándose su enorme falo dela sangre de las mujeres salto ,corrió y jamás fue visto de nuevo...

martes, 3 de mayo de 2016

La Leyenda De Cantuña



Cuenta una leyenda muy famosa en la ciudad de Quito, capital del Ecuador, que en los tiempos de la Colonia existió un indio muy famoso por ser descendiente directo del gran guerrero Rumiñahui.
Este indio, llamado Cantuña, tenia mucho poder sobre los demás indígenas de la región. 

Aprovechando esto se comprometió a construir un hermoso y gran atrio para la Iglesia de San Francisco, pero su compromiso con la iglesia fue hacerlo en seis meses, caso contrario no cobraría nada.
El trabajo no era tan fácil, porque tenía que traer los bloques de piedra desde una cantera lejana y aunque los indios se esforzaban, era muy trabajoso cortar los bloques y formar los cuadrados para el atrio y colocarlos.

Cuando el tiempo de entrega de la obra estaba a punto de terminar, Cantuña se hallaba desesperado, y ofrecía entregar loque sea a quien le ayudase a terminar el atrio, qu apenas estaba iniciado.

Sus ofrecimientos llegaron a oídos del demonio, y aprovechando la situación se presentó y le ofreció terminar el atrio esa misma noche, siempre y cuando Cantuña le entregara su alma como pago. Cantuña aceptó, y miles de pequeños diablillos empezaron a trabajar en cuanto la obscuridad cayó en la ciudad.

De pronto Cantuña se dió cuenta de la rapidez con que trabajaban y que su alma estaría destinada a sufrir castigos por toda la eternidad, así que decidió retar al demonio. Cantuña se alejó a una esquina y tomó una piedra, en ella escribió en latín: "Aquel que tome esta piedra y la coloque en su lugar, reconocerá que existe un solo Dios y que está por sobre todas las criaturas del universo".

Cuando el atrio estaba a punto de ser terminado el mismo diablo quiso poner la última piedra, pero al leer lo que esta contenía no pudo hacerlo y así rompió su pacto.

Cantuña guardó la piedra para siempre y nadie pudo completar la obra. Si alguna vez visitas la Plaza de San Francisco, busca cuál es el sitio en donde falta la famosa piedra.

martes, 26 de abril de 2016

La caja ronca



En Ibarra se dice de dos grandes amigos, Manuel y Carlos, a los cuales cierto día se les fue encomendado, por don Martín (papa de Carlos), un encargo el cual consistía en que llegasen hasta cierto potrero, sacasen agua de la asequia, y regasen la sementería de papas de la familia, la cual estaba a punto de echarse a perder. Ya en la noche, muy noche, se les podía encontrar a los dos caminando entre los oscuros callejones, donde a medida que avanzaban, se escuchaba cada vez más intensamente el escalofriante "tararán-tararán". Con los nervios de punta, decidieron ocultarse tras la pared de una casa abandonada, desde donde vivieron una escena que cambiaría sus vidas para siempre... 
Al ver este objeto tan nombrado por sus abuelos, los dos amigos, muertos de miedo, se desplomaron al instante. Minutos despues, llenos de horror, Carlos y Manuel despertaron, mas la pesadilla no había llegado a su fin. Llevaban consigo, cogidos de la mano, una vela de aquellas que sostenían los seres encapuchados, solo que no eran simples velas, para que no se olvidasen de aquel sueño de horror, dichas velas eran huesos fríos de muerto. Un llanto de desesperación despertó a los pocos vecinos del lugar. En aquel oscuro lugar, encontraron a los dos temblando de pies a cabeza murmurando ciertas palabras inentendibles, las que cesaron después de que las familias Dominguez y Guanoluisa (los vecinos), hicieron todo intento por calmarlos.Unos cuerpos flotantes encapuchados, con velas largas apagadas, cruzaron el lugar llevando una carroza montada por un ser temible de curvos cuernos, afilados dientes de lobo, y unos ojos de serpiente que inquietaban hasta el alma del más valiente. Siguiendole, se lo podía ver a un individuo de blanco semblante, casi transparente, que tocaba una especie de tambor, del cual venía el escuchado "tararán-tararán".
He aqui el horror, recordando ciertas historias contadas de boca de sus abulitos y abuelitas, reconocieron el tambor que llevaba aquel ser blanquecino, era nada más ni nada menos que la legendaria caja ronca.
Después de ciertas discusiones entre dichas familias, los jóvenes regresaron a casa de don Martín al que le contaron lo ocurrido. Por supuesto, Martín no les creyó ni una palabra, tachandoles así de vagos.
Después del incidente, nunca se volvió a oir el "tararán-tararán" entre las calles de Ibarra, pero la marca de aquella noche de terror, nunca se borrara en Manuel ni en Carlos.Ojala así aprendan a no volver a rondar en la oscuridad a esas horas de la noche.

martes, 19 de abril de 2016

La Loca Viuda

El inicio de esta leyenda urbana se remonta a la época republicana cuando la ciudad de Riobamba era alumbrada por rudimentarios faroles que apenas competían con la luz de las velas. La luna llena completaba el ambiente propicio para los aparecidos y cuentos tenebrosos.
El protagonista de esta leyenda es Carlos, uno de los tantos bohemios que gustaba embriagarse en las cantinas y no desaprovechaba la oportunidad de tener un desliz.
Una de aquellas noches de juerga, al dirigirse a casa, se encontró con una extraña mujer vestida totalmente de negro y con una mantilla que le cubría el rostro, que le hizo señas para que la siguiera.
Carlos sin pensarlo dos veces fue tras de la coqueta a lo largo de varias callejuelas oscuras.
Al llegar a la Loma de Quito, el ebrio le dio alcance.
-          “Bonita, ¿dónde me lleva? dijo.
Sin dar más explicaciones, la mujer dio la vuelta y Carlos recibió uno de los impactos más grandes de su vida porque vio que la cara de la mujer era la de una calavera.
De la impresión, Carlos cayó pesadamente sobre el suelo mientras invocaba a todos los santos. Logró levantarse y emprendió la carrera de regreso a casa.
Al llegar, el hombre encontró el refugio en su devota esposa Josefina. Entendió que la visión fantasmagórica era el castigo por tantas infidelidades. Y desde entonces se dedicó santamente a su hogar.
Lo que Carlos nunca se enteró es que su esposa estuvo detrás del “alma en pena”. ¿Qué había sucedido? Después de muchas noches en vela, Josefina se armó de valor para castigar las continuas infidelidades de su cónyuge.
Una vecina le aconsejó darle un buen susto. Para el efecto le prestó una careta de calavera y le recomendó vestirse de negro.
Sin estar segura, pero motivada por su amiga, la señora decidió hacerlo.
Una noche oscura, se trajeó de negro, se puso la careta y se cubrió con un velo. Lo sucedido después ustedes ya lo conocen.


La loca viuda fue el remedio para los caballeros que abandonaban el hogar por una conquista galante. Los años pasaron y aún dicen que la loca viuda se aparece en las noches…